El ambiente en el que crecen los niños impacta su desarrollo
Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 25 de Marzo del 2019.
El ambiente del hogar en el que nace una persona afecta las oportunidades de aprendizaje y desarrollo que tendrá a lo largo de su vida. Esto es especialmente cierto en América Latina y el Caribe, caracterizada por altas tasas de desigualdad y poca movilidad social. Numerosos estudios han demostrado que, incluso antes de iniciar el prescolar, los niños de hogares en situación de pobreza o con madres con menores niveles educativos, exhiben niveles de lenguaje inferiores a los de sus pares de hogares más afluentes o con madres más educadas. Por ejemplo, a los seis años, los niños de los hogares más pobres tienen el desarrollo de lenguaje de un niño de cuatro años en Ecuador, Nicaragua y Perú, y de cuatro años y medio en Colombia.
Esto quiere decir que algunos niños inician la escuela en una clara situación de desventaja. Es poco probable que los sistemas educativos de la región cuenten con los recursos para identificar este tipo de necesidades oportunamente y brindar el apoyo pedagógico que se requiere para atenderlas. Este ejemplo ilustra una de las maneras a través de las cuales el ciclo de la pobreza y la desigualdad se transmite entre una generación y otra.
La importancia de un ambiente de calidad en el hogar
Un tema que se ha comentado menos es que las brechas socioeconómicas que se han identificado en los niveles de desarrollo de lenguaje también se observan en la calidad del ambiente de los hogares de los niños de América Latina y el Caribe desde los primeros años. La calidad del ambiente en el hogar se cuantifica a través de variables como el acceso a materiales de juego y a libros infantiles; la frecuencia con la cual los niños y los adultos a su alrededor participan juntos de actividades de juego; y las normas de convivencia entre los miembros del hogar; por ejemplo, la prevalencia de prácticas de disciplina libres de violencia.
Datos de encuestas para varios países de la región, sistematizados por el Banco Interamericano de Desarrollo, muestran que los niños en hogares de menos recursos o cuyas madres tienen menores niveles educativos acceden sistemáticamente a entornos menos estimulantes, con menos actividades, menos libros infantiles y más prácticas de disciplina violentas e inadecuadas para su desarrollo.