El COVID-19 exacerba los desafíos que las mujeres usualmente enfrentan

Keyword: 
Gender
Topic: 
Education - Health
Labor


Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 16 de Marzo del 2021.


La pandemia del COVID-19 y las restricciones de movilidad aplicadas por muchos países afectaron  especialmente a las mujeres.  Este último año se exacerbaron las brechas existentes de género en distintos ámbitos:  

Oportunidades en el mercado de trabajo

Las mujeres ya tenían antes de la pandemia una menor participación en el mercado de trabajo en relación con los hombres y su forma de inserción en el mercado de trabajo era peor. Esto es, tienen mayor vulnerabilidad en la inserción laboral: como trabajadoras independientes, en el sector informal (sin acceso a prestaciones de salud, pensiones, seguro de desempleo o licencias por maternidad), a tiempo parcial, en trabajos domésticos o servicios de cuidado) y con peores salarios en comparación a los hombres para iguales puestos de trabajo. Esto último hace que se tienda a obviar la pregunta de quién dentro de la familia debería ser el que debe reducir sus horas de trabajo o dejar de trabajar en forma temporal o permanente ante una crisis.  

Además, las mujeres tienen un mayor vínculo con el sector de servicios (como el turismo o la gastronomía) y comercio, los más afectados por la pandemia y trabajan en la primera línea de la respuesta (profesionales de salud y cuidadoras). Sabemos que, en la región de América Latina, las mujeres han sido más afectadas que los hombres por la pérdida de empleo y por ende ingresos y la recuperación del empleo a un año del inicio de las medidas es aún más lenta que los hombres.  

Mayores tareas domésticas y de cuidado

Por otro lado, la carga desproporcionada de responsabilidades que recaen sobre las mujeres ante esta crisis esta estrechamente vinculada a las mayores tareas domésticas y de cuidado no remuneradas que tienen tradicionalmente las mujeres en relación con los hombres. Debido al cierre de escuelas y al confinamiento aumentaron las tareas domésticas del hogar como las labores de la cocina, la limpieza del hogar, hacer o planificar las compras o las responsabilidades de cuidado de hijos menores (cuyos desafíos varían según la edad de los menores del hogar), personas con discapacidad en el hogar o adultos mayores. A ello se le suma las responsabilidades de gestionar la educación de los niños en el hogar que para muchos aún es remota o totalmente en casa por falta de conectividad o equipamiento informático.  

Estos fenómenos tienen impactos no solo en el bienestar material de las mujeres sino tambien en el bienestar físico y psicológico. Ante la incertidumbre respecto al futuro muchas mujeres siguen considerando retirarse de la fuerza laboral o reducir sus horas de trabajo. 

¿Qué pasa con las mujeres profesionales?  

En general las mujeres profesionales suelen tener una mejor inserción en el mercado de trabajo por su mayor nivel educativo. Muchas tienen la opción del teletrabajo. Sin embargo, en general, las mujeres de nuestra región hacen menos uso productivo de la tecnología e internet. Si bien es una ventaja para las mujeres profesionales el poder trabajar a distancia, están teniendo dificultades para hacer su trabajo sin interrupciones, especialmente aquellas que tienen niños muy pequeños y sin una red de soporte familiar. En muchos casos antes de la pandemia las madres podían contar con los adultos mayores para apoyar en las tareas de cuidado de niños.  

El famoso equilibrio entre el trabajo y la vida privada quizás nunca ha sido más difícil de lograr. Dada las interrupciones, se extienden las jornadas laborales e incluso se pierden horas valiosas de descanso en los fines de semana. La reorganización de las jornadas laborales para llenar los vacíos en el cuidado se suele transformar en mayor stress para las mujeres y caos en las familias. El stress puede manifestarse con síntomas emocionales y físicos como la fatiga, falta de motivación y dolor de cabeza, entre otros. 

Otro aspecto tiene que ver con un menor desempeño de algunas mujeres debido a la mayor carga de tareas domésticas y cuidado, que puede dar lugar a menores oportunidades en término de promociones y menor tiempo para realizar actividades de capacitación laboral. A su vez es incierto el impacto que esto tendrá en el largo plazo en la presencia y el asenso de las mujeres en rangos de jerarquía.  

Posibles soluciones 

Todos los países de la región han tomado medidas para contener la pandemia y sus impactos económicos. Todos tienen la oportunidad de abordar los impactos negativos que especialmente sufren las mujeres y e integrar el trato de las inequidades mencionadas en la respuesta para que esta sea efectiva. En el BID pensamos que son clave:

1) Las regulaciones que promueven y protegen la flexibilidad laboral, como leyes de teletrabajo y trabajo remoto;

2) La creación, mejora y acceso a centros de cuidado para quienes lo requieran;

3) Las licencias parentales y mejoras en la corresponsabilidad del trabajo y el hogar; 

4) La formalización y acceso a protección social de los trabajadores independientes y de la economía digital. 

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