Sí, el desarrollo infantil importa, pero ¿qué es?
Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 18 de Septiembre del 2017.
Dicen que ser padre o madre es el trabajo más difícil del mundo. Lo cierto es que conlleva muchísimas preguntas acerca del desarrollo saludable de los niños, la crianza, y un larguísimo etcétera. Conversamos sobre el desarrollo infantil con el Dr. Horacio Lejarraga, pediatra, Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires y Director del Curso Integral de Desarrollo Infantil de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Dr. Lejarraga, cada vez más hablamos de desarrollo infantil, pero a veces no sabemos ni siquiera qué implica y es común confundir crecimiento con desarrollo. ¿Cómo explicar lo que es el desarrollo?
El desarrollo es el curso de los cambios en la conducta sensorio motriz, la respuesta emocional, la inteligencia, el lenguaje y el aprendizaje. Es el resultado de la transformación de una célula que mide poco menos de un milímetro, el óvulo fecundado, en un ser capaz de escribir un poema, construir un puente, bailar un tango. Este proceso extraordinario ocurre principalmente durante la infancia, y podemos observarlo con nuestros propios ojos: podemos ver sonreír a los bebés, gatear y desplazarse por el espacio, caminar, tomar objetos, desarrollar el lenguaje (la aventura intelectual más importante de nuestra vida), hablar, escribir, leer y, finalmente, desarrollar un pensamiento complejo, crear, razonar, deducir, imaginar…
¿Qué factores afectan o promueven el desarrollo de los niños?
Varios estudios apuntan a diversos determinantes sociales y biológicos del desarrollo en las siguientes etapas:
El período pre concepcional en el que la ingesta diaria de 1 mg de ácido fólico por parte de todas las mujeres en edad fértil puede prevenir malformaciones del sistema nervioso.
El período embrionario que comprende los primeros tres meses de embarazo. El fruto de la concepción se llama embrión, y en este período se forman los principales órganos: el sistema nervioso, el corazón, el intestino, entre otros. Al final del período embrionario el fruto de la concepción tiene un corazón que late, un intestino que absorbe, un músculo que se contrae… En este período deben evitarse las radiaciones (radiografías), la ingesta de alcohol (de forma absoluta) y algunos medicamentos, para evitar malformaciones de los órganos vitales.
El período fetal en el que durante seis meses, el feto experimenta un intenso crecimiento de las estructuras u órganos pre – existentes. Aquí cobran gran importancia los controles prenatales.
Los controles prenatales que permiten promover una buena nutrición de la madre, así como la limitación del trabajo físico, la vigilancia de la presión arterial, la eliminación del tabaquismo y el cumplimiento de las inmunizaciones. Mientras mayor el número de controles prenatales (en el rango del 1 al 6), mayor es el peso promedio del bebé al nacer. Esto es importante porque sabemos que el bajo peso al nacer se asocia a un mayor riesgo de problemas de desarrollo.
Una vez que el niño ha nacido, ¿qué aspectos son claves para su desarrollo?
La lactancia materna, ya que sabemos que el desarrollo psicomotor de los niños alimentados exclusivamente por leche materna en los primeros 4 a 6 meses será mejor. Además, la lactancia materna favorece el crecimiento, el desarrollo psicomotor, la maduración, la inmunidad y el apego.
El contacto físico entre la madre y el niño en el primer año de vida también se asocia a un mejor desarrollo. Los niños que en el primer año son criados “a babucha”, como es común en nuestra región, caminan antes y al caminar se alejan más metros de la madre (quizás, ¿mostrando mayor independencia?) que los que pasan más tiempo en un coche de andar. En esto las abuelas no tenían razón: a los niños las mamás los pueden tener alzados en brazos todo lo que deseen en el primer año de vida, sin miedo a “malcriarlos”.
Los primeros años son clave pues si bien el desarrollo infantil puede estimularse en todas las edades, los primeros años, desde la concepción hasta los 5 años, constituyen un verdadero período crítico. En esta etapa tiene lugar el complejo proceso del desarrollo cerebral, en el cual se esculpen las estructuras que van a determinar su funcionamiento. Es en la vida prenatal y en los primeros años cuando hay que actuar con más intensidad para proteger este desarrollo.
La importancia del juego. El poeta Schiller lo dijo mejor: “el niño no está sano sino cuando juega”. Cuando una niña juega a vestir a una muñeca no lo hace mecánicamente; “practica”, reproduce, e imita conductas maternales que ha visto en los adultos que la rodean.
Muchas veces, se piensa que los aspectos mencionados son suficientes. ¿Cómo ir aún más allá para asegurar el desarrollo pleno?
La estimulación del lenguaje y la lectura de cuentos estimulan el lenguaje y el pensamiento. Como estos van de la mano, para estimular el pensamiento, debemos estimular el lenguaje. Para ello hay muy pocos recursos; sin embargo, uno muy importante es la lectura. El amor al libro es una base eficaz para estimular la lectura. La vieja práctica de leer cuentos a los niños antes de ir a dormir debería retomarse. La lectura no solo estimula el lenguaje, también estimula la fantasía, y la fantasía permite a los seres humanos imaginar mundos nuevos, situaciones nuevas, alternativas para buscar en la vida caminos mejores. Debemos estimular la fantasía en los niños, no para que todos sean artistas, sino para que ninguno sea esclavo.
La asistencia al jardín de infantes, a partir de los 3 años, ha probado ser muy eficaz para estimular el desarrollo infantil, e incluso para revertir los retrasos que puede provocar un ambiente desfavorable.
Hablando más específicamente, ¿qué sabemos sobre los problemas del desarrollo en la Argentina?
En la Argentina se cuenta con una prueba sencilla de bajo costo y altamente confiable para la detección de problemas inaparentes del desarrollo antes del ingreso escolar: la Prueba Nacional de Pesquisa, PRUNAPE. Esta detección mejora la respuesta al tratamiento, previene la deserción escolar, mejora el rendimiento académico, y disminuye la desocupación en la juventud.
Además, en los estudios realizados en Argentina, la situación laboral estable del padre, la familia biparental, las rutinas en las prácticas de crianza, y un buen nivel educacional de la madre, en conjunto, favorecen del desarrollo infantil. Pero la familia tiene a su vez que tener un sistema de contención social – el barrio, la parroquia, el club— son todos factores de pertenencia que fortalecen la función de contención para un desarrollo positivo del niño. Es por eso que en este contexto tiene vigencia más que nunca el antiguo proverbio africano: “Se necesita un pueblo entero para criar a un niño”.
Finalmente, ¿con qué quiere dejarnos?
El desarrollo infantil es un proceso central en la vida humana, del que depende la realización e integración social del niño en su presente, y su capacidad como adulto de poder expresar al máximo sus potencialidades, para poder así crear una sociedad mejor.
Dr. Horacio Lejarraga es Pediatra, Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires, Director del Curso Integral de Desarrollo Infantil en la Sociedad Argentina de Pediatría y ganó el Premio Internacional Reina Sofía 2014 de Prevención de la Discapacidad.
Créditos fotográficos: Bebé recién nacido – Iniciativa Salud Mesoamérica
