¿Por qué se perdió el prestigio de la profesión docente en América Latina y cómo recuperarlo?

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Este artículo fue inicialmente publicado en la página de blog del BID con Enfoque en Eduacción, el 12 de Julio del 2018.


Imaginemos que nuestro hijo o hija está por decidir qué profesión estudiar en algún país de América Latina o el Caribe. ¿Le recomendaríamos que se forme para ser maestro? ¿Qué factores consideraríamos? Por supuesto, quisiéramos que nuestro hijo o hija estudie una carrera relacionada a sus preferencias e intereses (y además, sus habilidades), quisiéramos una profesión que le brinde un buen ingreso, que recompense su esfuerzo y que, de alguna forma, sea valorada por la sociedad.

Ahora pensemos en la profesión docente en la región. ¿Cuáles de estas características cumple? Lamentablemente se encuentra muy lejos de esa descripción. Es una de las menos valoradas socialmente. En comparación con otras profesiones que demandan similares niveles educativos, los salarios docentes de muchos de nuestros países son bajos. Además, entrar a programas de formación docente es casi garantizado para cualquiera (sin importar sus habilidades y vocación) y el mérito muchas veces no es recompensado a lo largo de la carrera adecuadamente. Sumando a ello, muchas escuelas no cuentan con condiciones básicas para ofrecer un ambiente de trabajo agradable.

Dadas estas características, es casi seguro que orientaríamos a nuestros propios hijas e hijas e formarse para trabajar fuera de la educación. La desvalorización actual de la labor docente contrasta con su extraordinaria relevancia social. Como padres, esperamos que nuestros hijos aprendan los contenidos necesarios y desarrollen las habilidades que necesitan para alcanzar su máximo potencial, participar activamente en el mercado laboral, y contribuir como ciudadanos. Confiamos en que, asistiendo a la escuela, los maestros puedan tener un rol significativo en estos objetivos. Como sociedad, pensamos que, poniendo docentes en nuestras aulas, lograremos sociedades mas educadas y que contribuyan al crecimiento económico de los países y reducir la desigualdad.

Para apoyar esa responsabilidad e importancia que damos a nuestros docentes, necesitamos transformar la profesión para que todos los docentes puedan ser efectivos, y para que esta sea una opción atractiva para candidatos motivados y bien preparados. Sólo así cambiaremos su estatus de forma permanente y lograremos tener docentes de calidad que realmente promuevan el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes.

Pero ¿ha sido siempre así? En claro contraste con la situación actual y como recordarán algunos de nuestros padres o abuelos, hubo una época en que la profesión docente era una opción atractiva y gozaba de un alto prestigio social.

¿Cómo llegamos a la situación actual de bajo prestigio docente?

El libro “Profesión: profesor en América Latina ¿Por qué se perdió el prestigio y cómo recuperarlo?” que acabamos de lanzar, empieza examinando en detalle los procesos históricos que explican cómo llegamos a esta situación de bajo prestigio docente. El foco está en siete países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú.

Una primera parte de la explicación se encuentra en la acelerada expansión educativa en la región a mediados del siglo XX, que trajo consigo la necesidad de formar y reclutar rápidamente nuevos docentes. Mientras los países celebraban el crecimiento del sistema escolar y la fundación de nuevas escuelas, gradualmente se fue desprestigiando la profesión docente.

Otra parte de la explicación del bajo prestigio docente actual se encuentra en los cambios en el mercado laboral de las mujeres. Al abrirse nuevos y mejores horizontes educativos y laborales para las mujeres, la profesión docente perdió atractivo para muchas mujeres talentosas.

¿Qué están haciendo los países de la región para elevar el prestigio de la profesión?

Varios países de la región, como Colombia, Ecuador, Perú, México y Chile, han implementado reformas docentes en las últimas décadas, con el objetivo de elevar el prestigio de la profesión docente

Las reformas buscan volver más atractiva la profesión docente. Para ello, se han diseñado carreras docentes meritocráticas, de modo que las promociones y oportunidades estén más vinculadas al desempeño del docente. Asimismo, los salarios son más competitivos, con una estructura que premia más el logro de los docentes que sus años de servicio. Por ejemplo, en Ecuador, el salario inicial de los docentes se incrementó en 160% en términos reales entre 2006 y 2014.

Otra línea de acción busca mejorar la formación inicial docente. Las políticas apuntan a una mayor selectividad y mejores incentivos a la hora de ingresar a los programas de educación, y a implementar estándares de calidad para estos programas. Así, en Chile se aumentará de manera gradual las exigencias de puntajes en la prueba de admisión a la universidad para los estudiantes de educación.

Las reformas también apuntan a seleccionar a los mejores candidatos a la docencia y apoyar a los docentes nuevos. Los sistemas educativos buscan identificar a los mejores candidatos para ser docentes, a través de exigentes procesos de selección que utilizan diferentes instrumentos como exámenes escritos, clases demostrativas y entrevistas. En el concurso de 2015 en Perú, el 13% de los postulantes aprobó las pruebas nacionales y sólo el 4% fue nombrado docente.

El camino ya recorrido por estos países y las lecciones aprendidas pueden servir para que los países de la región sigan avanzando en construir carreras docentes más meritocráticas y atractivas. Sólo de esta forma podremos asegurar que nuestros países están atrayendo, preparando y seleccionando a los docentes que necesitamos para que nuestros niños y jóvenes desarrollen las habilidades del futuro.

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