¿Individual o grupal? Modalidades alternativas para el trabajo con familias

Keyword: 
Health
Topic: 
Education - Health


Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 7 de Junio del 2021.


Asegurar la promoción del desarrollo infantil en el entorno del hogar es esencial para que los niños crezcan potenciando sus habilidades. Esto es especialmente importante dadas las circunstancias en que se encuentran muchos centros de cuidado por la pandemia del COVID-19. Dicho esto, sabemos poco sobre cómo implementar programas de trabajo con familias a escala. Si bien los ensayos de eficacia de programas de visitas domiciliarias han demostrado su potencial para generar cambios en las prácticas de crianza en los hogares y promover el desarrollo infantil, su implementación es costosa y representa un reto para los sistemas locales. Dadas las solicitudes, tanto de organismos internacionales como de hacedores de políticas de ampliar este tipo de intervenciones, se necesitan guías basadas tanto en experiencia como en evidencia que orienten su implementación—si bien manteniendo en lo posible la fidelidad con relación a la intervención original, cuya efectividad sí ha sido probada.

Trabajo en grupo o visitas a domiciliarias

Una estrategia para escalar los programas de trabajo con familias es implementarlos a través de sesiones grupales en lugar de visitas domiciliarias individuales. Por lo general, trabajar en grupo es menos costoso dado que varias madres (o cuidadores) y niños participan de las sesiones en simultáneo. Además, pueden resultar en impactos mayores ya que los beneficiarios tienen la posibilidad de aprender de las interacciones y sinergias dentro del grupo. Esto también puede aumentar su motivación y participación.

Por otro lado, la implementación es más complicada porque los facilitadores deben trabajar con niños de diferentes niveles de desarrollo y relacionarse con varias madres al mismo tiempo lo que dificulta ‘adaptar’ la intervención a las necesidades de cada participante. Al mismo tiempo, dado que el costo de traslado a la sesión grupal recae en la familia y que el horario es menos flexible que en la visita al hogar, la participación y adherencia a la intervención pueden ser menores. No existe evidencia que compare los efectos de las sesiones grupales con los de las visitas domiciliarias y, en consecuencia, muestre cuáles de estos efectos es más dominante.

Por ello, realizamos un estudio con 1449 madres y sus bebés de 7 a 16 meses en 192 comunidades rurales de Odisha, India. El objetivo fue comparar la eficacia de la misma intervención—el conocido modelo de Jamaica o Reach Up que promueve interacciones a través del juego—implementada en sesiones grupales de una hora y media con siete u ocho díadas cuidador-niño o mediante visitas domiciliarias individuales de una hora de duración. Ambas intervenciones se implementaron durante 24 meses. La implementación estuvo a cargo de mujeres de la comunidad contratadas y capacitadas por la ONG Pratham y miembros del equipo investigador.

Resultados del estudio en Odisha, India

Los resultados mostraron impactos muy similares en el desarrollo cognitivo y de lenguaje de los niños que fueron asignados aleatoriamente al grupo que recibía visitas individuales en el hogar y de los niños asignados aleatoriamente al grupo que participaba en sesiones de grupo con relación a los niños en el grupo de control. La gran diferencia se dio en el costo. Las sesiones grupales costaron USD 38.00 por niño al año mientras que las visitas domiciliarias tuvieron un costo de USD 135.00 por niño. Esto implica un aumento de más del triple en los rendimientos de la inversión con las sesiones de grupo, ofreciendo un modelo más escalable.

programas visitas domiciliarias

Modalidades de acompañamiento familiar en América Latina y el Caribe

Sería interesante indagar si estos resultados se replicarían en América Latina y el Caribe dadas las diferencias culturales con la India. La pertinencia de intervenir de forma individual o grupal puede variar de acuerdo con las costumbres sociales y el estilo de vida. Por ejemplo, no en todos los territorios, las madres se sentirían más cómodas compartiendo con otras madres que en la privacidad de su hogar—aunque sus compañeras fueran del mismo barrio o centro comunitario.

Los grupos también pueden resultar más adecuados para la atención a mujeres embarazadas, madres con bebés de pocos meses, fáciles de transportar, o con niños de tres o más años, quienes ya empiezan a interactuar con otros niños de su edad. De la misma forma, la densidad poblacional y los contextos rurales y urbanos son diferentes y habría que estudiar en qué medida esto influye en los niveles de participación y en la efectividad de las sesiones grupales. Incluso el transporte de las madres a los encuentros grupales debería tenerse en cuenta ya que, sin duda, tendrá un peso a la hora de participar.

¿Conoces prácticas que puedan ser comparadas a las del estudio en India? ¿Cuál crees que serían los resultados de una evaluación similar en tu comunidad dada la situación sociocultural? Queremos leer tus respuestas, compártelas en la sección de comentarios más abajo.

Share this