Prevención de la violencia contra la primera infancia en el contexto del COVID-19

Keyword: 
Education
Topic: 
Conflict, Crime and Violence
Education - Health


Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 24 de Enero del 2022.


A finales de 2021, más de 80 autoridades y representantes de América Latina y el Caribe nos reunimos para dialogar sobre los retos e innovaciones que se han desarrollado en temas relacionados con salud, protección social y desarrollo infantil desde el inicio de la pandemia del COVID-19. En este Diálogo Regional de Política discutimos extensamente el tema de la violencia contra los niños, considerando que el COVID-19 exacerbó la violencia en los hogares.

En esta entrada, la segunda de una serie de artículos que reúnen temáticas abordadas en el Diálogo, quisiera resumir cinco temas que se identificaron como prioritarios para prevenir la violencia contra los niños en el contexto del COVID-19, y en un eventual escenario de pospandemia en la región:

1. Priorizar la prevención sobre la reacción

Múltiples estudios científicos muestran que la violencia contra los niños no es aleatoria, sino que tiene que ver con un cúmulo de factores de riesgo en ausencia de factores de protección adecuados. La situación causada por el COVID-19 reafirma dicha idea, al mostrar cómo el cierre de los centros de educación inicial, la pérdida de ingresos y el aumento en el estrés de los cuidadores ha conducido a incrementos en la violencia en los hogares.

La importancia de factores contextuales y la exacerbación de factores de riesgo en medio de la pandemia sugiere que, a futuro, es crucial adoptar una visión sistémica, donde la prevención de la violencia resulte del trabajo coordinado entre sectores, a fin de maximizar la salud mental de los cuidadores, relaciones sólidas y cálidas, el bienestar económico, la seguridad en las comunidades y políticas amigables con las familias. Adicionalmente, siempre será mejor prevenir que remediar, considerando las posibles consecuencias de la violencia en el desarrollo infantil temprano.

2. Cuidar a los cuidadores

Cuidar a los padres, madres y demás cuidadores es cuidar a los niños. La pandemia del COVID-19 trajo consigo una pandemia de estrés y problemas de salud mental. La evidencia científica ha demostrado que ello dificulta que padres, madres y cuidadores brinden un cuidado cariñoso y sensible. Esto resulta aún más difícil en hogares que no cuentan con conocimientos y/o acceso a información sobre actividades de juego, estimulación y disciplina positiva en la primera infancia.

En el Diálogo identificamos los programas de parentalidad como estrategias prometedoras para promover tanto el bienestar de los cuidadores como sus conocimientos sobre desarrollo infantil y crianza. Evaluaciones experimentales de varios de estos programas implementados en la región muestran su efectividad en reducir la violencia contra los niños y el estrés del cuidador y en incrementar los conocimientos sobre crianza. En el contexto del COVID-19 han surgido múltiples innovaciones, utilizando los componentes clave de dichos programas para atender a las familias de forma no-presencial. También intercambiamos ideas sobre la importancia de continuar e incrementar las inversiones en el acceso, calidad y escalamiento de programas de salud mental como insumo fundamental para la protección de los niños en sus hogares.

3. Capacitar al talento humano en prevención y respuesta a casos de violencia

La pandemia puso en evidencia las dificultades que enfrentan los países para identificar de forma temprana la violencia contra los niños, particularmente cuando ésta no deja marcas visibles (como puede ser en el caso de algunas formas de castigo físico y de violencia psicológica). Considerando un enfoque preventivo, es fundamental capacitar al talento humano y a los profesionales que interactúan con las familias (pediatras, educadores, trabajadores sociales, etc.) en la identificación temprana de factores de riesgo. La experiencia de algunos países de la región muestra que ese trabajo debe ir de la mano con un fortalecimiento de los sistemas de respuesta, ya que la identificación sin una respuesta adecuada puede generar mayor estrés en el talento humano.

4. Involucrar a los padres (hombres) en los programas de parentalidad y primera infancia

En el Diálogo identificamos como prioritario fortalecer el involucramiento de los hombres en la crianza y su participación en los programas de primera infancia. Esto puede contribuir a la reducción de la violencia de pareja y contra los niños, a incrementar el bienestar de madres, padres y demás cuidadores y a promover directamente el desarrollo infantil.

5. Fortalecer los sistemas de monitoreo y evaluación

Por último, dado el creciente interés en los programas de parentalidad y las innovaciones que han ocurrido durante la pandemia, es fundamental fortalecer los sistemas de monitoreo y realizar evaluaciones de necesidades, implementación e impacto de los programas y políticas enfocadas en prevenir la violencia contra los niños para realizar ajustes necesarios y escalar intervenciones que demuestren ser más costo-efectivas.

¿Qué otros temas deberían ser prioritarios para prevenir la violencia contra los niños en el contexto del COVID-19? Cuéntanos en la sección de comentarios abajo y vuelve a este blog para leer la continuación de la serie de artículos sobre lecciones de un diálogo regional para la primera infancia.

Desde el Banco Interamericano de Desarrollo trabajamos para mejorar vidas en América Latina y el Caribe. Nuestra visión para 2025 es impulsar oportunidades de crecimiento para todos de manera sostenible. Encuentra más información en este video.

Share this