Impacto de la Red de Centros del BID: testimonio de un participante

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Education
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Education - Health

Probablemente, muchos de los lectores de esta columna hayan escuchado hablar de la Red de Centros del Banco Interamericano de Desarrollo. Algunos pueden incluso haber participado de sus actividades. En esta breve nota, quisiera dar testimonio del impacto que la Red ha tenido en mi vida profesional. 

La Red de Centros del BID realiza periódicamente llamados abiertos a propuestas de investigación. Los temas son definidos por el Departamento de Investigación del BID, de acuerdo a su agenda de trabajo. Cualquier centro de investigación de la región puede presentarse al llamado y competir por fondos que le permitan llevar adelante su propia agenda de trabajo. 

La primera gran virtud de la Red de Centros es su carácter abierto y transparente, ya que las propuestas seleccionadas suelen ser puestas a disposición del público en el sitio de Internet del Banco. Una segunda virtud de la Red de Centros es que, además de contar con los investigadores del Banco y de los equipos de investigación seleccionados,  cuenta con la participación de académicos externos al Banco de gran nivel, que participan de los proyectos en calidad de asesores. Estos académicos contratados por el Banco, participan del proceso de selección y otorgan retroalimentación a los equipos participantes en las distintas etapas de avance. Esto mejora enormemente los productos finales y fortalece a los investigadores radicados en la región.

Lo dicho hasta ahora no es una gran novedad. Lo que es menos conocido es qué sucede con las investigaciones realizadas en el contexto descrito, una vez culminados los seminarios de discusión y editados los documentos de investigación. Cada trabajo en sí mismo tiene su propia historia, y algunas historias resultan más fructíferas que otras. A continuación, describo la mía.

En noviembre del 2006, se realizó un llamado para estudiar los efectos de los programas de titulación. Los programas de titulación son políticas de transferencia de títulos formales de propiedad a personas carentes de ellos. Estos programas han sido promovidos por las agencias multilaterales como instrumentos de política anti-pobreza. La justificación para ello viene dada por el trabajo de De Soto (2000) donde se plantea que el acceso a títulos formales de propiedad permitiría a los pobres de la región acceder al mercado formal de crédito, ya que les proveería de garantías reales. A la vez, los fondos obtenidos en préstamo podrían reinvertirse en actividades productivas. Desafortunadamente, la evidencia empírica en ese momento, y también ahora, es entre escasa y contradictoria con este círculo virtuoso. 

Metodológicamente, el mayor problema para estudiar los efectos de los títulos de propiedad en las personas es que la propiedad de la vivienda suele ser determinada junto con otras dimensiones de la vida de las personas. ¿Qué se puede concluir al observar una persona educada, sana, con un buen trabajo, buenos ingresos y que es propietaria de su vivienda? Prácticamente nada, ya que no sabemos en cuál sentido corre la causalidad. 

Alrededor de la época en que el BID hizo el llamado para estudiar estos efectos, tuve la fortuna de enterarme de algo que parecía ser un experimento natural en Uruguay. La desaparición de una institución pública encargada de la políticas de vivienda para los sectores de menores ingresos, y los cambios en las políticas de vivienda vividos en los años setenta y ochenta, tuvieron como consecuencia que una serie de familias recibieran títulos de propiedad mientras que otras, ex-ante iguales, no los recibieran. El marco a priori era ideal para llevar adelante un estudio de los efectos de los títulos de propiedad. Sin embargo, dicho estudio resultaba costoso ya que era necesario recuperar información de los años setenta y llevar adelante nuevas encuestas. El llamado de la Red de Centros proveyó los fondos para este trabajo, además de un marco de interacción con otros equipos y académicos interesados en el tema. Los coordinadores internos del BID fueron Suzanne Duryea y Hugo Ñopo, quienes recibieron la colaboración de Ernesto Schargrodsky (Universidad Torcuato Di Tella). Como producto final de la Red, escribí un documento sobre los efectos de los programas de titulación en enfermedades crónicas. Ese trabajo se editó como documento de trabajo del BID y, finalmente, fue publicado en Economics & Human Behavior

El potencial de esta Red no terminó allí. Una vez determinado el experimento natural, permanecen muchas otras preguntas posibles de hacer. En los siguientes años, he continuado explotando el trabajo iniciado en esta Red. Por ejemplo, digamos que tomamos el argumento de De Soto como válido. Los programas de titulación pueden ser buenos para la generación actual pero no necesariamente para la próxima. ¿Por qué? Porque, al eliminar el riesgo de expropiación, se cambian los incentivos de los adultos, que ven aumentado el valor de invertir en activos físicos (su casa) y, en contrapartida, ven aumentado el costo de oportunidad de invertir en otras cosas como puede ser la educación o salud de sus hijos. La intuición es muy sencilla, los programas de titulación generan una especie de efecto ingreso y de efecto sustitución. Con respecto a las inversiones en la vivienda, ambos efectos van en la misma dirección, pero con respecto a la inversión en los hijos van en sentido opuesto. Cuál efecto domina es una pregunta empírica. 

Gracias al trabajo iniciado en 2007, pude escribir un documento atacando esta problemática, el cual recientemente fue galardonado con un Joint First Prize en el Medal Competition del Global Development Network. El hecho de haber recibido este premio en 2012 se debe al trabajo iniciado cinco años atrás y que no hubiera sido posible sin el apoyo de la Red de Centros. Dejo constancia de mi agradecimiento. 

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