¿Cómo afectaría a Colombia una eventual crisis venezolana?

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Trade
Topic: 
Politics and Economy

Este artículo fue orginalmente publicado en la revista Tendencia Económica de Fedesarrollo en su edición No. 138

El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció recientemente una devaluación encubierta del bolívar fuerte a través de las subastas en el Sistema Complementario de Administración de Divisas, SICAD. De dicha devaluación estarían excluidos tanto los alimentos como las importaciones del gobierno, productos para los que se mantendría la tasa de cambio de 6,3 bolívares por dólar. Paralelamente, el Presidente Maduro hizo cambios importantes en el gabinete económico, que incluyeron la fusión del Ministerio de Banca Pública con el de Finanzas y la designación del General Marco Torres al frente de la fusionada entidad. Estas decisiones exacerbaron los niveles de incertidumbre respecto a la economía venezolana, toda vez que se desconocen los detalles de las mismas y su posible impacto en los desequilibrios monetarios, fiscales y cambiarios del vecino país.

Como es apenas natural en un mundo globalizado, estos altos niveles de incertidumbre sobre Venezuela imprimen dudas sobre el desempeño de otros países de la región. Por una parte, aquellos que reciben grandes montos de cooperación por parte del país bolivariano, como Cuba o Nicaragua, podrían ser víctimas de una eventual redefinición en sus condiciones fiscales. De otro lado, aquellos que mantienen intensas relaciones comerciales con el vecino país pueden verse afectados ante un posible choque de demanda. Este último es el caso de Colombia, que además de estar unida por inquebrantables lazos históricos y culturales con Venezuela, comparte con ella una frontera de más de dos mil kilómetros sobre la cual se ampara un intenso comercio bilateral, importantes flujos migratorios, de remesas y de inversión extranjera directa.

Son varios los vasos comunicantes entre la economía venezolana y la colombiana. Los principales canales se pueden agrupar de acuerdo con su naturaleza, según se asocien al tránsito de mercancías, de personas, de transferencias o de inversión. El presente artículo analiza las posibles implicaciones del deterioro de la economía venezolana en Colombia a través de dichos canales, basado en un reciente trabajo conducido por Fedesarrollo. [1]

Primer canal: el comercio bilateral

La balanza comercial colombo-venezolana ha sido tradicionalmente superavitaria para Colombia. Luego de un fuerte crecimiento de dicho superávit comercial en el período 2004-2008, el saldo positivo en la balanza bilateral presentó una desaceleración significativa en el último lustro (Gráfico 1.a). Además, Venezuela descendió de ser el quinto socio comercial de Colombia en el año 2007, para solo seis años después ocupar el octavo lugar, mientras que su participación en nuestras exportaciones no tradicionales se redujo hasta el punto de ser recientemente superada por la de Ecuador. Sin embargo, Venezuela aún es el tercer mercado más importante para dichas exportaciones no tradicionales (Gráfico 1.b), lo que resulta de un gran valor para la economía nacional, por cuanto contribuye a la diversificación de la canasta exportadora y a la generación de empleo.

Gráfico 1: Indicadores de comercio bilateral Colombia-Venezuela

Balanza comercial Venezuela - Colombia
Fuente: DANE.
* Las cifras de 2013 se estiman con base en el crecimiento del período enero-noviembre
**Las exportaciones no tradicionales excluyen los siguientes grupos de productos: café, té y especies, combustibles, perlas y piedras preciosas, y fundición de hierro y acero.

El comportamiento del comercio binacional en la última década ha estado determinado por las fluctuaciones tanto en las exportaciones como en las importaciones. En lo que respecta a las exportaciones de Colombia hacia Venezuela, en el periodo 2003-2008 se registró un fuerte crecimiento del 43% anual compuesto, que llevaron su nivel a superar los US$ 6.000 millones. Sin embargo, tras las limitaciones comerciales ordenadas por el ex presidente Hugo Chávez en 2009, las ventas colombianas a Venezuela disminuyeron un 65% en tan solo un año. Aunque esas ventas han tendido a recuperarse tras la normalización de las relaciones políticas, lo cierto es que sus niveles distan de los máximos alcanzados hace un lustro y han vuelto a caer en el año 2013. Las importaciones, por su parte, comenzaron a disminuir notoriamente a partir del año 2006, luego de presentar un continuo crecimiento en la primera mitad de la década, para finalmente estabilizarse alrededor de USD540 millones en 2011 y 2012. [2]

La desaceleración de la economía venezolana en 2013 y los ritmos de crecimiento bajos, (si no negativos) que probablemente se observarán en los años venideros, afectarán negativamente las exportaciones de Colombia a ese país. En efecto, la caída de las ventas colombianas a Venezuela fue de 4,3% anual en el primer semestre de 2013 y se aceleró hasta 17,7% en el período julio-noviembre de este mismo año. Ello se ha dado a pesar de la notable mejora en las relaciones políticas y diplomáticas entre los dos países y a que el problema de desabastecimiento en el país vecino ha aumentado la necesidad de importar productos de primera necesidad.

El deterioro reciente en los volúmenes del intercambio comercial colombo-venezolano que se registra oficialmente ha ido acompañado de crecientes distorsiones asociadas a la rápida ampliación en el diferencial entre la tasa de cambio oficial y la del mercado paralelo de divisas. En particular, el contrabando ha emergido como un negocio de muy alta rentabilidad que permite multiplicar por diez el valor en bolívares der divisas adquiridas a la tasa oficial de 6,30 y vendidas a las tasa del mercado paralelo que actualmente ronda los 60 bolívares por dólar. Un indicio de ello es el significativo aumento en la percepción de contrabando por parte de los industriales en Colombia durante el último año, evidenciado en las encuestas de opinión empresarial que realiza Fedesarrollo. Más aún, las escasas cifras disponibles reafirman que las actividades de contrabando han incrementado en los últimos años y tienen una alta relevancia en renglones como combustibles, automotores y productos básicos. Lo anterior implica importante pérdidas fiscales para el país. Por ejemplo, en el caso de combustibles, si la gasolina que entra de manera ilegal al país fuera producida y comercializada legalmente en el mercado doméstico, el recaudo fiscal aumentaría en alrededor de 540 mil millones de pesos, más de medio punto porcentual del recaudo tributario total.[3] Aunque se espera que los gobiernos de ambos países acuerden medidas de control más efectivas, será la evolución del diferencial cambiario entre la tasa oficial y la paralela en Venezuela la que determine la rentabilidad del negocio de contrabando.

Segundo canal: las remesas

Las remesas desde Venezuela han presentado un excepcional crecimiento durante los últimos años. Mientras que las remesas totales enviadas a Colombia han crecido a una tasa anual compuesta de 2,3% entre 2005-2012, los envíos desde Venezuela lo han hecho a una tasa cercana al 50% (Gráfico 2). Más aún, datos preliminares indican que, para el primer semestre de 2013, hubo más de 221.2 millones de USD de envíos de remesas desde Venezuela, un crecimiento de casi el 25% con respecto al mismo semestre del año anterior. El ingente crecimiento en este rubro lejos de explicarse por la emigración masiva de colombianos al vecino país, se encuentra estrechamente asociado al negocio que representa el envío de dólares comprados a la tasa oficial, para ser intercambiados por pesos colombianos y luego por bolívares a bajo costo en el mercado paralelo. Aunque se han sofisticado los mecanismos de control del envío de remesas, la facilidad de falsificar los documentos necesarios para que el Cadivi asigne y permita el envío de divisas ha dado pie para que este mercado se consolide.

Cabe decir que estos envíos de divisas desde Venezuela pueden constituir un beneficio para Colombia pero su impacto cuantitativo es relativamente pequeño. Por un lado, las remesas originadas en Venezuela representaron menos del 1% de las exportaciones colombianas en 2012. Una parte de ese valor, además, debe devolverse a Venezuela por canales informales en la medida en que su propósito suele ser, como se mencionó, obtener altas tasas de rentabilidad en bolívares. Por esa misma razón, una eventual reducción en el diferencial entre las tasas de cambio oficial y paralela en Venezuela implicará probablemente que estos flujos de divisas se reduzcan de manera importante.

Gráfico 2: Remesas hacia Colombia Remesas hacia Colombia
Fuente: Banco de La República 

Tercer canal: Inversión Extranjera Directa

En contraste con el fuerte crecimiento que ha presentado la inversión extranjera directa (IED) total en Colombia durante los últimos diez años, la IED procedente de Venezuela se situó en 2012 en un nivel similar al de hace dos décadas. Específicamente, mientras que hoy en día la IED total en Colombia es 11 veces más alta que la exhibida en 1994, la correspondiente a Venezuela es apenas 26% mayor. Lo anterior ha dado lugar a que el rol que en algún momento jugó la inversión desde ese país en la economía colombiana se haya disipado casi por completo. En efecto, la participación de Venezuela en la IED total en Colombia pasó de un 5% en el año 1994 a menos de un punto porcentual en el 2012.

Este no ha sido un fenómeno exclusivo de la inversión venezolana en Colombia. Por el contrario, el bajo flujo de inversión desde Venezuela hacia el mundo es un hecho que no ha cambiado en los últimos diez años, lo que se explica por los estrictos controles sobre la cuenta de capitales y financiera, que han impedido el libre direccionamiento de la inversión directa del sector privado en ese país. Prueba de ello es que en 2003 la inversión directa de Venezuela en el exterior se ubicó en USD1.318 millones, cifra muy parecida a la registrada en 2012 (USD1.285 millones).

Cuarto canal: Migración

Durante la última década, pero sobre todo durante los últimos tres años, la creciente inestabilidad política y económica de Venezuela, así como el hostigamiento al empresariado privado, han incentivado la emigración parcial o definitiva hacia Colombia de segmentos importantes de población perteneciente a los sectores económicos más privilegiados. Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)[4] , los venezolanos que han migrado a Colombia durante la última década suman más de 35 mil personas, la mayoría de los cuales residen en Bogotá. De esta forma, Venezuela constituye el país con mayor cantidad de residentes en Colombia en la actualidad (Gráfico 3).

Gráfico 3: Flujo de inmigrantes hacia Colombia en los últimos 10 años Flujo de inmigrantes hacia Colombia en los últimos 10 años 
Fuente: Organización Internacional para las Migraciones (2012) [5]

Ahora bien, la aprobación de la Ley Habilitante por parte de la Asamblea Nacional, que empodera al presidente Maduro para gobernar por decreto durante al menos un año, podría acentuar las actividades de expropiación y los controles sobre las inversiones del sector privado en los próximos años. En ese sentido, se espera que, en el corto plazo, se acentúe la entrada de venezolanos al territorio colombiano y se radiquen definitivamente los migrantes precursores.

Comentarios finales

Actualmente la economía colombiana está menos expuesta a cambios en el desempeño de la economía venezolana que hace una década, pero lo que allí suceda aún es de gran importancia para el desempeño económico colombiano. El comercio bilateral sigue siendo el principal canal de transmisión entre Venezuela y la economía colombiana y las exportaciones hacia el vecino país siguen siendo un porcentaje muy importante (12%) del total de las exportaciones “no tradicionales” de Colombia (diferentes a combustibles, minería y café). Dichas exportaciones han mostrado una notable contracción en el período más reciente (de 19,9% anual entre julio y noviembre de 2013) y podrían caer en forma aún más drástica ante la eventualidad de un agravamiento de la crisis económica en el vecino país, con consecuencias fuertemente negativas para los sectores industrial y agropecuario colombianos.

Por otra parte, en los últimos años, como consecuencia de las distorsiones cambiarias en el mercado del bolívar ha aumentado la importancia relativa de factores como el contrabando y las remesas procedentes de Venezuela. La magnitud de ambos fenómenos se verá mitigada si se reducen los enormes diferenciales que hoy se observan entre las tasas de cambio oficial y paralela en Venezuela, tal como probablemente sucederá ante una devaluación abierta o encubierta de la moneda de ese país.

Finalmente, se destaca que en los últimos años se ha presentado un aumento significativo de influjos migratorios, el cual podría continuar e incluso profundizarse en el futuro. Este fenómeno ha sido particularmente positivo para nuestra economía en la medida en que tiene un componente importante de personas con experiencia de emprendedores empresariales y niveles altos de educación.


[1] Villar, L., et al (2013). “Evolución reciente y perspectivas de la economía venezolana”. Fedesarrollo.

[2] Este último fenómeno se explica, en parte, por restricciones de oferta en los productos venezolanos, que han repercutido en la disminución de todas las partidas arancelarias provenientes de ese país durante el último lustro.

[3] La estimación del costo fiscal se hace teniendo en cuenta que la tasa impositiva a la gasolina (sumando el impuesto nacional y el impuesto territorial) es de alrededor del 26% de la tarifa total. De la misma forma, incorpora en el análisis las tarifas asociadas al margen de distribución, marcación y transporte, que en total suman un 17% adicional.

[4] La información está disponible en: http://www.iom.int/cms/en/sites/iom/home/about-migration/world-migration.html.

[5] Las cifras corresponden al documento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) “Perfil Migratorio de Colombia 2012” realizado por Clemencia Ramírez y Laura Mendoza (2013).

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