Una base de datos de instituciones políticas actualizada para una región en crisis

Keyword: 
Economic growth
Financial institutions
Politics
Topic: 
Politics and Economy


Este articulo fue inicialmente publicado en el Blog del Banco Interamericano de Desarrollo - Ideas que Cuentan, el 31 de Marzo del 2021.


En un año en el que las instituciones políticas de todo el mundo han sido puestas a prueba y llevadas al límite, resulta más importante que nunca comprender las instituciones y sus características. El auge del populismo, el aumento de la desigualdad económica y la eclosión de protestas raciales y de otra índole, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, todo ello con el telón de fondo de una pandemia mortal, han provocado un replanteamiento de las instituciones políticas y han llevado a la constatación de que estas no protegen ni sirven a todos por igual.  

La nueva versión de la Base de datos de instituciones políticas (DPI), alojada en el BID, que codifica o mide las variables institucionales y electorales de 180 países, se publica precisamente en este momento crucial en el que los países de América Latina y el Caribe, así como de otras regiones, necesitan una respuesta contundente por parte de sus gobiernos. Esta base de datos llega en el momento en que la crisis sanitaria y económica pone de manifiesto no solo las marcadas desigualdades raciales, étnicas y de género, sino también la necesidad de reformas que garanticen un crecimiento inclusivo durante la recuperación.      

Nuevas variables para las instituciones políticas 

Al igual que las versiones anteriores, la última versión de la DPI pone de manifiesto las amplias tendencias institucionales desde 1975 con más de 100 variables. Pero además añade datos comparativos de los últimos tres años sobre ideología política, el poder legislativo, el gabinete ministerial y resultados electorales; corrige errores de codificación de la versión de 2017 e incluye nuevas variables, como las cuotas de género de participación femenina en cargos políticos y el límite de mandatos del jefe de gobierno. Toda esta información ayuda a ilustrar las fortalezas y debilidades de los diferentes sistemas, sus divisiones de poder y sus niveles de inclusión. Nos indica, por un lado, por qué algunos sistemas son más eficaces que otros a la hora de impulsar políticas vitales, y, por el otro, dónde sería posible hacer mejoras. 

Las últimas versiones de la DPI han ilustrado tendencias positivas en el fortalecimiento y la creciente madurez de las instituciones democráticas en América Latina, con una mayor competitividad electoral en las elecciones legislativas y ejecutivas y una menor tendencia a que un solo partido, respaldado por fuerzas represivas o fraude, monopolice el control. Dichas versiones han revelado una apertura política cada vez mayor, que se manifiesta a través de una mayor diversidad de partidos institucionalizados con ideologías y plataformas distintas. Han demostrado que la región, con algunas excepciones, se está transformando en una de las más competitivas a nivel electoral -y democráticas- del mundo en desarrollo. 

Pero estas también muestran cómo los partidos no programáticos han venido proliferando desde la década de 1990. Dichos partidos, creados en torno a líderes carismáticos y populistas, más que en torno a ideas e ideologías, suelen ser efímeros, y su creciente importancia representa una amenaza para la implementación y sostenibilidad de políticas de interés público. 

El problema de la polarización política 

Hay un aspecto adicional en este panorama: los altos niveles de polarización política en países como Argentina, Brasil y México. Esta polarización, definida como la distancia ideológica entre el ejecutivo y el legislativo, como se analizará en un próximo blog, ha ido en aumento desde 2014 y dificulta lograr el consenso necesario para responder a la crisis de la COVID-19 y poner en marcha las reformas esenciales, entre ellas las que promueven una mayor igualdad. Desafortunadamente, estas dificultades solo podrán aumentar en aquellos países que afrontan elecciones, ya que las presiones electorales tienden a acabar con la flexibilidad y a entorpecer los acuerdos.             

Ventajas y limitaciones de la nueva base de datos 

La DPI nos revela todo esto arrojando luz sobre los sistemas políticos y electorales, los controles y equilibrios, el poder de las provincias, las ideologías y una serie de otros factores que inciden en la capacidad del gobierno. Pero la base de datos tiene sus limitaciones naturales. Pese a que mide y clasifica, sus reglas de codificación y sus variables aportan poca información sobre el grado de justicia o equidad de las instituciones políticas, o sobre si el racismo sistémico está integrado en las instituciones políticas. Al mismo tiempo, sirve como punto de partida – que se ha utilizado en miles de estudios. Aplaudimos a los académicos que están realizando la importante labor de utilizar conjuntos de datos, como la DPI, para explorar estos asuntos tan importantes. 

América Latina está en un momento decisivo. Tras dos años marcados por el estancamiento económico, las manifestaciones masivas a raíz de la desigualdad y de otras deficiencias de la sociedad, además de la explosión de la crisis sanitaria y económica provocada por la COVID-19, la región necesita más que nunca una política estable, flexible y de interés público. Necesita una buena gobernanza y un crecimiento más inclusivo. La DPI, una de las bases de datos más citadas en economía política comparativa e instituciones políticas comparativas, puede ser de gran utilidad. Dicha base de datos esclarece la naturaleza de nuestros diferentes sistemas. Esperamos que logre conducir a un estudio más a fondo y quizás a reformas más profundas en una región que se enfrenta a algunos de sus mayores desafíos históricos. 

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