Estudiar o no estudiar: vale la pena hacer una carrera en Colombia?

Keyword: 
Crime and violence
Education
Topic: 
Education - Health

El gobierno colombiano acaba de ofrecer un plan ambicioso de becas para aquellos estudiantes de bajos ingresos que quieran cursar una carrera universitaria para reducir las barreras de demanda que enfrentan los estudiantes de hogares vulnerables. No obstante, surge la pregunta sobre qué tipo de expectativas tienen los estudiantes sobre la educación superior.

Los estudiantes de último año de educación media se enfrentan al dilema sobre el futuro que quieren construir a partir de la decisión de si seguir estudiando o no. Estas decisiones dependen de múltiples factores, muchos de ellos fuera del control de los estudiantes como por ejemplo la evolución del mercado laboral. No obstante, este futuro en muchos casos les provee dos dificultades. La primera, es la restricción financiera del hogar que puede hacer que seguir estudiando no sea una opción. La segunda, es la incertidumbre sobre la relación beneficio costo de invertir en educación superior. La primera aparentemente se soluciona en parte con las becas ofrecidas para los hogares de bajos ingresos, aunque en caso de no terminar sus estudios tendrán una deuda considerable porque es un crédito condonable. La segunda, solo se solventa con un conjunto de información que muy pocos hogares alcanzan a conocer y lo hacen de manera muy limitada.

Estos retos explican por qué es difícil para un estudiante formar sus expectativas y cómo influye en este proceso la información disponible sobre el mercado laboral y su percepción de su desempeño en relación con sus compañeros.

En un estudio reciente, utilizando una muestra de estudiantes que presentaron la prueba SABER 11 el último año de enseñanza media en Colombia, se indagó sobre sus expectativas acerca de cuánto creen que serían sus ingresos en cinco años bajo tres escenarios diferentes (sin más estudio, con un título técnico o tecnológico, o uno universitario). En general se encuentra que los estudiantes saben que los ingresos sólo con la educación media son bajos, pero parecen sobreestimar los ingresos de la educación superior al compararlos con los observados en la Gran Encuesta Integrada de Hogares GEIH 2013 (ver Figura). El tipo de codificación de la pregunta (en salarios mínimos) utilizado por el ICFES, que es quien administra la prueba, nos limita a analizar los resultados en términos del orden entre posibles elecciones que sobre la magnitud.

Expectativas de ingreso en Colombia

Si bien, la educación superior siempre muestra una ventaja salarial, dicha cambia en términos relativos según los grupos poblacionales a quienes se indaga. Muchos factores confluyen en estos resultados, y en un intento por aislar cada uno de ellos se utilizó un modelo de regresión por intervalos, sin que esto sea sinónimo de efectos causales.

En primer lugar, se encuentra una diferencia de género en los salarios esperados (a favor de los hombres) que sólo se reduce cuando se considera el salario obtenido con la obtención de un título universitario. Adicionalmente, las características del hogar son esenciales en la formación de expectativas de los estudiantes, puesto que aquellos cuyos padres tienen educación superior y por lo tanto un conocimiento más extenso de la realidad en que se encuentran esperan mayores ingresos en ese escenario que aquellos en los cuales se puede ver la educación como una inversión altamente riesgosa que los puede llevar a una trampa de pobreza.

En segundo lugar, las características de la institución educativa son relevantes. Un punto importante para la selección de colegio es la calidad académica de la institución en los años anteriores medida a través de la prueba SABER 11. En consecuencia, pertenecer a un colegio catalogado por el ICFES entre los mejores indica a los estudiantes que sus calidades académicas les permitirán percibir ingresos relativamente altos. Más aún, dado que la oferta de educación básica se ha visto tradicionalmente diferenciada verticalmente, es decir, que se asume que el modelo privado es de mejor calidad que el modelo público, las expectativas difieren considerablemente según el tipo de institución educativa. De hecho, nuestros resultados indican que al estudiar en un colegio privado o en uno de nivel “muy superior” en SABER 11 les permite a los estudiantes tener mejores expectativas (mayores ingresos) ante todas las opciones de vida preguntadas.

En tercer lugar, si, además consideramos las calidades académicas individuales, medidas en los resultados en las pruebas SABER 11 que los encuestados presentaron varios meses después de llenar el formulario de expectativas de ingresos, se encuentra que mayor desempeño está positivamente asociado con expectativas más optimistas de ingreso futuro con la educación superior y menores en el caso de sólo obtener el título de educación media.

Finalmente, teniendo en cuenta las particularidades de la situación de orden público a lo largo de la geografía colombiana, se analizó además si existían diferencias de acuerdo a la incidencia de eventos asociados a la violencia o actividades que generaran bonanzas de recursos. A priori, se esperaba que la incidencia de este tipo de actividades sesgara las expectativas de los estudiantes por sus consecuencias sobre los municipios donde habitan. La herencia de las actividades ilícitas en temas como narcotráfico, pudo haber afectado la valoración por la educación en una magnitud importante durante los años noventa y la pregunta es si existen secuelas sobre ella.

Por un lado, la presencia de minas de oro reduce notablemente los ingresos esperados en cualquier categoría educativa, pero especialmente la universitaria; esto no ocurre con otra actividad minera como es el caso del carbón. Pareciera que estudiar tuviera un costo de oportunidad considerable en materia del tiempo que se podría dedicar a trabajar en las minas de oro (cuyos beneficios pueden ser individuales) frente a las de Carbón donde el salario puede ser mayor en términos relativos, pero existe menos posibilidades de tener un shock exógeno de ingreso. Por el otro lado, mayores tasas de homicidio parece reducir los ingresos esperados en todas las categorías pero un mayor número de ataques de la violencia (guerrillera o paramilitar) está asociado con ingresos esperados mayores. Esto nos da una idea tanto del posible impacto negativo de la violencia y sobre los lugares que sufren el conflicto.

Estos resultados ilustran la percepción de futuro de los estudiantes en diferentes entornos y la existencia de una segmentación del mercado laboral futuro desde su punto de vista. No obstante, los mismos sugieren que es necesario profundizar en la manera como se forman las expectativas y sus cambios frente a shocks externos. Si bien parece ser que los estudiantes Colombianos son optimistas frente a sus ingresos una vez terminen la educación superior, el hecho de que estudiantes con capital humano similar tengan sesgos diferentes sobre las posibles ganancias no deja de ser preocupante.
 

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