El nuevo fervor por el libre mercado en América Latina

Keyword: 
Trade
Topic: 
Globalization - Trade
Macroeconomics - Economic growth - Monetary Policy


Este articulo fue inicialmente publicado en el Blog del Banco Interamericano de Desarrollo - Ideas que Cuentan, el 13 de Marzo del 2018.


Los países latinoamericanos tienen un historial de pasar de la izquierda a la derecha en asuntos económicos: desde apoyar el desarrollo económico impulsado por el estado hasta apoyar el libre mercado. Pero una reciente encuesta revela un mayor entusiasmo en los ciudadanos de a pie por el capitalismo. Esto nos lleva a preguntarnos por qué y qué tan duradero podría ser este fenómeno.

Las recientes conclusiones son notables. Según Latinobarómetro, una encuesta de opinión pública anual en 18 países de la región, en 2017 el 69% de los latinoamericanos estaba de acuerdo con la idea de que el libre mercado es la única vía para el desarrollo. Esa ha sido la cifra más alta desde que comenzara la encuesta en 1995, muy por encima del máximo durante el auge económico de las materias primas en 2011 cuando el 56% apoyaba la idea.

Además, el apoyo al capitalismo es mucho más alto en algunos países. Los nicaragüenses son quienes más a favor están, con un apoyo del 79%, seguidos por los hondureños con un 78% y por los bolivianos, ecuatorianos y venezolanos con un 76% cada uno.

Es difícil saber exactamente qué genera este fenómeno, pero es posible que la incapacidad del gobierno, la corrupción y el estancamiento económico estén llevando a la región a perder la confianza habitual en la capacidad del Estado para asegurar el desarrollo económico y la prosperidad. Ese cambio podría ser uno de esos giros de opinión que parecen ir y venir en ciclos de 10 a 15 años o a largo plazo. Solo el tiempo lo dirá.

Por ahora prevalece un fervor pro-mercado. Los tiempos económicos son difíciles tras varios años de crecimiento lento o negativo, y los ciudadanos sienten un malestar hacia el sistema, o hacia los líderes, a quienes perciben como responsables de los tiempos difíciles que los aquejan. “Es la economía, estúpido”, dijo uno de los estrategas de Bill Clinton, durante su campaña de la era de recesión en 1992, contra el entonces presidente de los EE.UU. George H.W. Bush. En América Latina, como en los Estados Unidos de ese entonces, los ciudadanos parecen estar de acuerdo. Se ha desatado una reacción violenta. En Argentina, Perú y Chile, por ejemplo, el electorado votó contra los lideres de izquierda y a favor de los de centro o derecha.

Un sector público grande también es problemático cuando los ciudadanos perciben que los políticos se están forrando los bolsillos a expensas suyas. El caso Lava Jato o Autolavado en Brasil, la condena y el encarcelamiento del expresidente y la vicepresidente de Guatemala: Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, son solo unos pocos de los muchos escándalos de corrupción que han sacudido a la región. La confianza en el gobierno es escasa. Cerca del 74% de los ciudadanos de la encuesta de Latinobarómetro dicen confiar en el gobierno solo un poco o nada en absoluto, y una cifra más elevada de encuestados perciben un mayor nivel de corrupción en el gobierno nacional y en el congreso — i.e. el gobierno — que en las grandes corporaciones y en los sindicatos, asociados con el sector privado.

Claro que hay cierta ironía en la preferencia del libre mercado por parte de quienes sienten que el ingreso ha disminuido y las aspiraciones han mermado. Se podría suponer, por el contrario, que ellos anhelarían la red de protección que les puede brindar un sector público sólido. Pero eso no es lo que estamos viendo.

Durante el auge económico de las materias primas de la década del 2000, muchos países bajo liderazgos que favorecían un papel importante del Estado tuvieron un rápido crecimiento, reduciendo la desigualdad salarial, permitiendo a los gobiernos centrarse en programas contra la pobreza, y llevando a millones de personas a engrosar la clase media. Tanto el gobierno como los bienes y servicios que éste podría proporcionar en ese momento fortuito parecían una fuerza positiva.

Pero desde la caída de los altos precios de los productos básicos y la posterior disminución del ingreso, han surgido más interrogantes sobre la gestión económica estatal. La incapacidad del gobierno puede parecer tan grave, o más, que el fracaso del mercado, llevando a que se reexamine el manejo de todo, desde la política fiscal hasta la monetaria, a menudo con una óptica negativa.

Entre más tengan que pagar los ciudadanos al Estado en dicho contexto, mayor puede ser su disgusto. De hecho, de los 18 países de América Latina, aquellos nueve con los impuestos más altos informaron un mayor apoyo al libre mercado (71%) que aquellos países con impuestos más bajos (66%).

Hace varias décadas que los mercados no se veían tan bien para los latinoamericanos. Pero América Latina no es la única región donde la insatisfacción económica ha llevado a la opinión pública y al electorado hacia la derecha. Aún está por verse si ese sentimiento perdura o cambiará de nuevo.

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