¿Cómo apoyar el desarrollo de primera infancia en prisión?

Keyword: 
Education
Topic: 
Education - Health


Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 13 de Diciembre del 2021.


El debate actual respecto a la maternidad en prisión pasa por si los niños deberían o no permanecer con sus madres. En algunos países, las madres que dan a luz mientras cumplen sus condenas tienen el derecho de vivir con sus hijos hasta los tres años. A las niñas y niños que nacen y viven en prisión no se les reconoce como parte de la población penitenciaria y, por lo tanto, carecen de protección institucional. Esta situación los expone a un ambiente hostil en una etapa crítica de su desarrollo. Por otra parte, separar a las madres de sus recién nacidos tiene una serie de consecuencias sobre el bienestar de ambos a largo plazo.

Fomentando el desarrollo infantil en prisión

¿Cómo podemos salvaguardar los derechos de las niñas y niños que nacieren y viven en prisión? ¿Cómo hacer que sus primeros tres años de vida sean lo más parecido posible a lo que serían fuera de prisión? Estas preguntas llevaron a la creación de Jugar y Criar, un programa para promover relaciones estables y de cuidado entre madre e hijo, algo esencial para un desarrollo saludable en la primera infancia. Jugar y Criar, que tiene como objetivo de largo plazo prevenir los efectos nocivos del stress tóxico, se está implementando una vez por semana por psicólogos especializados en dos centros penitenciarios en México: Santa Marta (Ciudad de México) y Santiaguito (Estado de México). 

En una jornada típica de Jugar y Criar en estos centros, podrías encontrar a unas 25 madres con sus hijos de 0 a 3 años, sentados en el piso en círculo, cantando una canción como Rita la Ranita o jugando con arena. Durante dos horas, a través del juego y de actividades psicomotoras, sensoriales y musicales, modelamos interacciones respetuosas y positivas para promover el desarrollo físico y psicológico de los niños. Luego, los niños siguen jugando por una hora y media con una voluntaria mientras la madre asiste a un taller de crianza: un espacio para compartir experiencias, necesidades y creencias en relación con la maternidad. 

Uso de la teoría de cambio para aumentar la participación en el programa 

Sin embargo, no fue siempre así. Cuando comenzamos a implementar los talleres en estos dos centros penitenciarios, participaban en ellos cinco mujeres o menos. ¿Qué cambió? Usamos la teoría de cambio para entender por qué el proyecto no era tan exitoso como había sido el de la Penitenciaría Nezahualcóyotl de la Ciudad de México, la prisión donde realizamos el proyecto piloto inicial. Comenzando por nuestro objetivo final, fuimos hacia atrás para identificar todos los requisitos necesarios para que Jugar y Criar fuera una intervención efectiva en cada prisión. 

En Nezahualcóyotl las madres se encuentran separadas del resto de la población carcelaria en un ala de maternidad. Tienen cunas, comida adecuada para los niños y una sala de juegos, donde ofrecíamos los talleres. A partir de la evidencia que teníamos respecto del contexto, sabíamos que debíamos abordar las historias de abuso y abandono de las madres para promover con sus hijos una relación de cuidado. Nos enfocamos, primero, en construir gradualmente una relación de confianza y apoyo con las madres para que estuvieran dispuestas y preparadas para aprender cómo responder de manera sensible y respetuosa a las necesidades de sus hijos. Después de un par de meses, observamos una mayor capacidad de las madres de responder de manera no violenta así como avances significativos en el desarrollo de los niños.

La intervención piloto fue tan exitosa que decidimos expandirla a Santa Martha y Santiaguito. Allí las madres y sus hijos viven con el resto de la población. Algunas mujeres tienen apoyo externo, pero la mayoría de las madres debe trabajar dentro de la prisión para comprar leche, pañales y otros artículos de primera necesidad. En ese contexto, las actividades diarias –como alimentar, bañar y poner a dormir a los niños– pasan a ser estresantes. 

Sobrepasar las dificultades

En algunas prisiones no hay salas de juegos para realizar los talleres. En esas ocasiones tuvimos que trabajar en el patio, rodeadas de otras mujeres, o en aulas sin la seguridad adecuada. 

Cuando expandimos el proyecto nos dimos cuenta de que nuestros talleres no estaban siendo exitosos porque no abordamos antes estas condiciones previas: la falta de necesidades básicas y de seguridad. No podíamos intentar trabajar con las madres para alentar el desarrollo saludable de sus niños si no estaban aseguradas su supervivencia y protección. Una vez que identificamos las condiciones previas, concentramos nuestros esfuerzos en obtener donaciones de leche y pañales. Negociamos con los coordinadores de la prisión un espacio separado de la población general, donde los niños pudieran moverse con libertad. Cuando las madres sintieron que sus hijos estaban seguros, pudimos comenzar a construir una relación de confianza con ellos.

Intervenciones tempranas como Jugar y Criar pueden prevenir las consecuencias de una adversidad temprana. La teoría de cambio proporciona herramientas para planificar y evaluar iniciativas complejas, identificando las intervenciones que conducen a los cambios que deben realizarse antes, necesarios para poder tener un desarrollo de primera infancia saludable dentro del sistema penitenciario.

embre del 2021.


 

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