Desigualdad de resultados y oportunidades en Colombia: 1997-2010
¿Está atrapada la sociedad colombiana en una trampa de desigualdad? ¿Puede el esfuerzo de los individuos cambiar las predicciones de sus circunstancias al nacer sobre lo que conseguirán a lo largo de sus vidas? ¿Qué políticas podrían ayudar a mejorar la equidad entre los colombianos? Estas son las preguntas que intentamos responder con Francisco H.G Ferreira al preparar el diagnóstico de equidad para la Misión de Equidad y Movilidad Social puesta en marcha por el Departamento Nacional de Planeación de Colombia.
Colombia no se veía bien hace unos años y no se ve bien ahora en términos de igualdad de resultados. Aunque las medidas de desigualdad muestran cierta mejora entre 1993 y 2010, en nivel estos coeficientes son aún excesivamente altos y en el contexto de América Latina, Colombia se encuentra en términos de desigualdad del ingreso en el extremo de la mayor desigualdad, al lado de Haití.
Las diferencias entre los hogares más ricos y más pobres son enormes. Parte de lo que hicimos para motivar la discusión en ese documento fue calcular algunas estadísticas descriptivas con base en la información disponible de la Encuesta de Calidad de Vida de 2010. Algunas de ellas son sorprendentes incluso cuando se vive la desigualdad en el día a día. Por ejemplo, la Gráfica 1 muestra la relación entre el nivel de riqueza del hogar y la escolaridad del jefe: en Colombia, la mayor proporción de los hogares más pobres tienen jefes de hogar sin ninguna escolaridad o que máximo han completado educación primaria (90.3% de los hogares del Quintil 1, y la proporción en el Quintil 2 es 80.5%). Los hogares más ricos tienen la mayor proporción de jefes con educación técnica o más alta (47.5% de los hogares del Quintil 5 caen en esta categoría).
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La tenencia de algunos bienes durables está muy asociada con el nivel de riqueza de los hogares, como puede observarse en la Gráfica 2. La proporción de hogares que tiene auto incluso entre el 20% más rico de los hogares, es una estadística a la que nadie le acierta: apenas uno de cada tres hogares “ricos” tiene auto.
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Lo más interesante, sin embargo, son las mediciones que hicimos para entender qué tanta de la desigualdad observada está asociada con circunstancias de nacimiento que los individuos no pueden modificar con su esfuerzo, como la etnia a la que pertenecen, el lugar físico en el que nacieron, y la educación de sus padres.
Los índices de desigualdad de oportunidades calculados usando la metodología propuesta por Ferreira y Gignoux (2011) muestran que, en efecto, una parte importante de la desigualdad en los resultados que obtienen las personas a lo largo de sus vidas está determinada por sus circunstancias al nacer. El índice de desigualdad de oportunidades IOL es una medida absoluta de dicha desigualdad, construida como la diferencia entre el índice de desigualdad Theil(0)1 calculado sobre la variable de resultado y el índice de desigualdad Theil(0) calculado sobre la distribución (simulada) que resultaría si las circunstancias de todos los individuos al nacer fueran idénticas. El IOR es una medida relativa de desigualdad de oportunidades -la relación entre el IOL y el Theil(0) de la distribución real- que indica la diferencia porcentual entre las dos versiones de este índice.
Calculamos el IOL y el IOR para medidas alternativas de ventaja o resultado (ingreso, gasto e ingreso laboral) y para las versiones per cápita y por adulto equivalente, en el caso de las dos primeras. El Cuadro 1 presenta los resultados generales. Cuando la variable de resultado que se usa es el gasto per cápita, por ejemplo, nuestros cálculos dicen que 23.6% de la desigualdad está explicada por las circunstancias de la persona la nacer; es decir, 23.6% de la desigualdad tiene origen en desigualdad de oportunidades. En términos absolutos, 0.127 de 0.539 puntos del índice de desigualdad están explicados por desigualdad de oportunidades. Cuando la variable de resultado que se usa es el ingreso laboral, nuestros cálculos dicen que 17.6% de la desigualdad tiene origen en desigualdad de oportunidades. El IOL y el IOR son medidas de la porción de la desigualdad sobre la que una persona no está en capacidad de influir con su esfuerzo.
En nuestras estimaciones se incluyen como variables de circunstancia las que están disponibles en las Encuestas de Calidad de Vida: grupo étnico (disponible en 2003 y 2010), educación máxima obtenida por el padre o madre, área de nacimiento (rural/urbana), departamento de nacimiento y tamaño del municipio de nacimiento. El género se incluye como circunstancia sólo en el ejercicio en que se usa el ingreso laboral como medida de logro, que es un logro de carácter individual (en contraposición con el gasto o ingreso del hogar, que generalmente resultan de la contribución de más de un individuo). Como en las encuestas no se capturan el 100% de las variables de circunstancia de una persona al nacer, las medidas de desigualdad de oportunidades que calculamos deben interpretarse como un límite inferior de esta medida.
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Estos números indican que la sociedad colombiana se movió en la dirección correcta entre 2003 y 2010 y que las circunstancias de una persona al nacer son ahora menos importantes como explicación de lo que esa persona consigue a lo largo de su vida de lo que eran unos años atrás. En todo caso, sin embargo, las circunstancias al nacer que conseguimos medir aún explican 24% de la desigualdad. El retroceso en 2008 parece estar asociado con el buen desempeño económico entre 2003 y 2007: el indicador mejora entre 1997 y 2003, y entre 2008 y 2009, dos períodos de deterioro de la economía y se deteriora durante el período de mayor crecimiento, sugiriendo un comportamiento contra-cíclico de la distribución…
Finalmente, la Gráfica 3 resume los resultados de los índices parciales de desigualdad de oportunidades para los casos del gasto per cápita y el ingreso laboral. En este caso los números indican la contribución de cada circunstancia a la desigualdad de resultados. La importancia relativa de la educación máxima de madre o padre como factor de desigualdad es notable, y el lugar de nacimiento también aparece como un factor crítico, cuando se consideran conjuntamente el tamaño del municipio, el departamento y el área (rural o urbana) de nacimiento.2
En el agregado la dinámica de la desigualdad de oportunidades es positiva entre estos 2003 y 2010. En particular hay un cambio positivo en el IOR parcial de la educación máxima de padre o madre, que a pesar de seguir siendo el más alto ha disminuido en el tiempo. Haber nacido en el área rural o urbana, por el contrario, es una circunstancia asociada con aproximadamente la misma porción de desigualdad en el tiempo. Y tanto el grupo étnico como el tamaño del municipio de origen han ganado importancia como circunstancias relacionadas con la desigualdad de resultados. Cuando se controla por otras circunstancias al nacer, el género pierde importancia como explicación de la desigualdad.2
Referencias
Ferreira F.H.G y J. Gignoux (2011). "The Measurement Of Inequality Of Opportunity: Theory And An Application To Latin America," Review of Income and Wealth, International Association for Research in Income and Wealth, vol. 57(4), páginas 622-657, Diciembre.
Ferreira F.H.G y M. Meléndez (2012) “Desigualdad de Resultados y Oportunidades en Colombia: 1997-2010”. Documento de Trabajo CEDE No. 40 de 2012, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia.
*Marcela Meléndez es Ph.D. en Economía de Yale University, MBA de Yale School of Management y Economista de la Universidad de los Andes.
1. El Theil (0) es la desviación de la media logarítmica de la variable de resultado. Es una medida estándar de desigualdad. Mientras más alto el índice Theil(0), más desigual es la distribución.
2. Para explorar este resultado, se realizó una versión del ejercicio en el que el género se interactúo con todas las demás variables de circunstancia. Al tener en cuenta todas las posibles interacciones de esta variable en la estimación el IOL total se mantiene prácticamente sin cambio y el IOL de género aumenta marginalmente (para 2010, por ejemplo, el IOL de género pasa de 0.7% a 1.2%). Lo primero confirma la robustez de nuestros resultados generales. Lo segundo debe interpretarse con cautela, pues es posible que un aumento similar ocurriría al incluir en la estimación todas las interacciones de cualquier otra de las variables de circunstancia.
