Una región con empleo enfrenta el desafío de la desigualdad
Los nuevos indicadores sobre el trabajo en América Latina y el Caribe retratan una región que pasa por su mejor momento a pesar de las crisis en otras latitudes. Ahora, enfrentamos el reto de aprovechar esta plataforma para reparar déficits que entorpecen las expectativas de desarrollo.
El Panorama Laboral 2012 de América Latina y el Caribe que presenta la OIT dice que la tasa de desempleo sigue cayendo, los salarios reales aumentan, hay progresos en la expansión del trabajo formal y avanza la cobertura de la seguridad social.
En 2012 la tasa promedio de desempleo urbano para la región bajó de nuevo hasta 6,4%. Es un logro importantísimo para un lugar del mundo donde hace menos de una década ese indicador superaba el 10%. Y en 2013 la tasa de desempleo urbano continuará bajando, probablemente hasta 6,2%. Estos niveles de desempleo se encuentran en sus mínimos históricos.
En cuanto a los ingresos de las personas, hasta el tercer trimestre de 2012 los salarios reales crecieron más de 3% en varios países y los salarios mínimos más de 6% en el promedio regional. Hay importantes indicios de que también mejora la calidad del empleo. En muchos países, el empleo asalariado, asociado a la formalidad, creció más que el trabajo por cuenta propia, generalmente vinculado a la informalidad.
Por otra parte, la cobertura de seguridad social tanto en salud como en cotización a pensiones está por encima de la línea de 60 por ciento tras mejorar varios puntos en los últimos años.
Son buenas noticias pero queda mucho por hacer:
• casi 15 millones de personas están desempleadas
• entre quienes si tienen trabajo casi la mitad está en situación de informalidad
• hay 20 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan presumiblemente desalentados por altos índices de desocupación y malas condiciones laborales
• la pobreza ha bajado pero continúa afectando a 167 millones de personas
• alrededor de 90 millones de trabajadores y trabajadoras no tienen cobertura de seguridad social.
Las mujeres siguen teniendo un desempleo 1,4 veces mayor que el de los hombres, y los jóvenes cargan con tasas que triplican las de los adultos.
Además la situación de los países es heterogénea y es evidente que más allá de los promedios regionales algunos tienen mejores resultados que otros. Y esto es percibido por la gente. En este escenario es oportuno recordar que el crecimiento es indispensable pero no suficiente. Es necesario que los países coloquen la generación de más y mejores empleos como un objetivo fundamental de su política macroeconómica.
Las economías que mejor desempeño han tenido han sido aquellas que han estimulado la productividad, la apertura y la inversión, pero también aplicaron medidas para proteger el salario real y estimular la demanda agregada por medio del uso racional del gasto público, con una intervención positiva del Estado.
La política de salarios mínimos ha jugado un papel relevante como instrumento de redistribución de ingresos y combate a la pobreza. Al proteger los puestos de trabajo y los ingresos de las personas se genera un beneficio para las economías. Fue lo que hicieron muchos países de esta región para enfrentar la crisis.
Pero no podemos bajar la guardia. Es necesario estar atentos en momentos de incertidumbre internacional. El buen pronóstico regional podría cambiar en una globalización tan volátil. Ya se han experimentado las perturbaciones de la crisis en la Zona Euro donde hay socios importantes como España, de la desaceleración de la economía China cuyos efectos ponen en evidencia la necesidad de intervenir en una estructura productiva muy atada a las materias primas, y de la lentitud de la recuperación estadounidense.
Además, es importante que no se sucumba a la tentación de romper el esquema de la disciplina en las cuentas nacionales. Los déficits fiscales son el punto de partida para la inflación, la fuga de capitales, el endeudamiento interno y externo, las devaluaciones incontrolables y el desempleo.
Las políticas sociales de nuevo tipo para nuestra región deben seguir en consonancia con ese principio fundamental.
También es vital preservar el vínculo entre empleadores y trabajadores, poner en práctica instrumentos de regulación de las relaciones laborales, en el marco del respeto a los derechos fundamentales del trabajo. El diálogo social y la confianza mutua entre los actores sociales no se pueden improvisar. Son mecanismos de largo aliento. Toma tiempo construir confianza.
La región ha avanzado, como lo demuestran los resultados incluidos en este Panorama Laboral 2012. Los buenos resultados deben recordarnos que el empleo pleno y productivo y el trabajo decente siguen siendo el mejor antídoto contra la pobreza y la desigualdad.
La región ha avanzado, como lo demuestran los resultados incluidos en este Panorama Laboral 2012. Los buenos resultados deben recordarnos que el empleo pleno y productivo y el trabajo decente siguen siendo el mejor antídoto contra la pobreza y la desigualdad.
